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Estructuras disipativas y vidas disipadas

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Dice Prigogine (perdonarán los físicos y los químicos las imprecisiones) que hay sistemas complejos que no pueden ser entendidas con ecuaciones lineales por dos motivos: el primero, que encuentra bifurcaciones en las que el sistema debe tomar "decisiones" que son impredecibles, y el segundo, que existen bucles de retroalimentación tan sofisticados que la necesidad de redondear haría que fuera imposible ser preciso. Esto se traduce en cierto tipo de estructuras (disipativas, las llama el belga para hacerlo todo aun más complicado) que se debaten entre ciclos de estabilidad y ciclos de transición.

La explicación, aparentemente elemental, ha significado un cambio de paradigma tan significativo en las ciencias naturales, que ahora es posible pensar en fenómenos que antes resultaban imposibles de abordar, como por ejemplo, la vida. Ese complejo concepto que nos es tan familiar, pero que no hemos logrado explicar, a pesar de tener muchas pistas sobre el funcionamiento de cada una de sus partes: los sistemas, los órganos, y el tejido. Inclusive en los organismos unicelulares, como esos que habitan los estómagos del tercer mundo, el fenómeno está bastante lejos de ser explicado. La vida. Como la mía, por ejemplo. Todo un misterio hasta ahora que leo a Prigogine y entiendo que transición era mucho más que el curso entre kinder y primero de primaria. Ahora resulta que mi vida no es esa secuencia de eventos con la que aplico a las universidades porque eso es el giro lingüístico. La vida es un asunto complejo, y para explicarlo tengo que decirle a algún amigo matemático que me ayude.

Mi vida, entonces, está en un periodo de transición para el que nuestra cultura occidental no tiene un conocimiento teórico: aburrido de mi trabajo, buscando (sin éxito) apartamento, y en pleno despecho amoroso. Hoy, inclusive, podría asegurar que después de casi 27 años de ser un ejemplar medianamente digno del género masculino, tuve cólicos. Confusión total. Ni mi organismo ni yo tenemos una idea medianamente clara de hacia dónde vamos. Algo así como un nomadismo ontológico. Afortunadamente no somos mis riñones y yo solos. Mis amigos, Bogotá, el país, y la humanidad entera parecen estar pasando por el mismo proceso. Hasta este blog, que pretendía ser un proyecto colectivo para generar el diálogo entre diferentes lógicas, ahora es un espacio para narrar anécdotas personales. Acabé dentro del mundo de los bloggers que se leen con algún sentido de la reciprocidad. Una comunidad con reglas propias donde la crítica es tan hipócrita como la que hay entre Santiago Gamboa y Mario Mendoza.

Pero lo más interesante es que mi sensación, tan personal, tan visceral, parece ser generalizada. Han sido un par de meses particulares, en los que todo el mundo parece haber empezado a resolver problemas pendientes. Parece que se avecinan épocas caóticas: reelección, carnicería de terrorismo, y gripa de pollo. Por algún motivo hay una fuerte preocupación por terremotos en Bogotá. Será una de esas cosas que llaman "thumb rules", que algunos atribuyen a las conexiones que intenta hacer el cerebro cuando uno no entiende algo. Patrones que busca el cerebro humano en las cosas, como la vida propia, y entonces haga que uno se pregunte si realmente las etapas de equilibrio y las de decisiones sean patrones cognitivos. Puede que sean, patrones de bucles catalíticos en los que se fundamenta la vida, y que por eso mismo se correspondan. Que los procesos químicos, los compuestos del metabolismo, sean diminutos granos en los que se fundamenta la existencia, y que la cultura sea solamente un castillo de arena. Puede, en todo caso, que sea solamente esta puta depresión en la que anda todo el mundo. Afortunada coincidencia que haya colegas en la lucha, no porque sirvan de apoyo sino porque es un consuelo saber que uno no es el único tarado.

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6 comments

Saudade said...

Bueno aquí si se necesita un bioquímico y un físico.

Hasta donde yo sabía lo de las estructuras disipa tivas de Ilya Prigogine estaba un poco revaluado, sobre todo por cosas básicas de termodinámica...

FZ said...

Es dificial saber para donde se va o se quiere ir y tambien como llegar alla. Personalmente dudo de mis propias respuestas , pero sugeriria revisar sus talentos, generalmente van acompañados de lo que le gusta hacer.
Si encontrar lo que le gusta fue facil, siga pensando que pasaria si se dedica a eso, que podria portarle al mundo haciendolo, que metas cumplidas le darian satisfaccion y luego....

Luego es cuestion de persisitir, eso logra mucho.

Animo!!

Anonymous said...

Resulta que nosotros como seres vivos estamos fuera de un equilibro termodinámico. ¿Qué quiere decir? Qué no cumplimos la segunda ley de la termodinámica si nos miran como un sistema aislado. Cuando el ser vivo se considera como un sistema abierto resulta que si se cumple esta ley, es decir, la entropia aumenta. Los seres vivos se ordenan, se autorganizan, contrario a un universo que tiende al desorden. Los vasos se rompen, el planeta se calienta, la comida se pudre. Los sistemas complejos sociales se pueden estudiar como si fueran seres vivos, ya que son sistemas que intentan ordenarse. Se consideran a su vez sistemas autopoiéticos. Queria aclarar unos conceptos (aprovechando la locha que tengo) y sugerirle a pulga que sus observaciones son más un fenómeno de resonancia que un efecto de estructuras disipativas y autorganización.

Oslobo said...

Yo pensé que mi depresión era sólo por el invierno escandinavo...

Anonymous said...

Una recomendación musical existencial que puede ayudarle a superar los blues de la transición y el destestable invierno bogotano. El compacto se titula Sur o no Sur, de un pinta bastante sui géneris (alasko-argentino, si así se puede decir)que se llama Kevin Johansen (ancestros escandinavos, además). Si acepta mi recomendación, me cuenta cómo le fue.Hya página en internet con algunas muestras. Ardiles

Anonymous said...

Siempre reconforta saber que uno no es el único. ¡Y yo que pensé que eran los finales y el detestable invierno de Nueva Inglaterra!

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