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Autoentrevista

Se me ocurren dos explicaciones: que haya un extraño lugar donde habiten los géneros literarios, y la entrevista sea una niña boba de la que todos se burlan, o, que sean pocos los que tienen un grande y adulterado ego como para experimentar. En todo caso, yo no tengo filas de personas esperando para entrevistarme, y como siento que tengo cosas por decir al mundo, a mí no me queda otro camino. Para continuar en la celebración del cumpleaños de Supercontra, me senté a hablar conmigo mismo (en sentido figurado), y esto encontré.

P: Usted jamás había concedido una entrevista, ¿por qué ahora?
R: Una de las figuras que más admiro es Rubem Fonseca. Él, se ha negado a hablar de su obra, pues sostiene que lo mejor es leerla. Esta entrevista, por el contrario, es para conmemorar el año que lleva al aire Supercontra.

P: Usted se ha pronunciado contra idolatrar figuras públicas por sus valores morales (como por ejemplo, pensar que Jamiroquai debe ser buen tipo porque su música lo es), ¿no es éso un poco contradictorio con su admiración por el escritor brasilero?
R: No me parece. Una cosa es la devoción casi religiosa a figuras públicas por cosas diferentes a la actividad por la cual son reconocidas, y otra muy diferente la admiración a la forma de vida que lleva una persona. Creo que son dos tipos de éxito completamente diferentes los de esos ejemplos que usted plantea, y la admiración que siento por esas personas no es comparable. La admiración que sienten algunas personas por los músicos es sólo uno de los muchos ejemplos que hay de admiración dogmática.

P: Y en ese marco, ¿cuál es su religion?
R: Soy pastor de la Orden Lunar No. 32.

P: Jamás la había escuchado, ¿podría contarnos un poco más?
R: Mi religión me prohibe hablar de cualquier cosa al respecto.

P: Qué pendejada, pero bueno, continuemos. ¿A qué le atribuye usted su incomparable éxito con las mujeres? ¿Qué opina cuando lo califican como símbolo sexual?
R: Es curioso, no había oído eso. ¿Quién le dio esa información? La verdad es que siempre que intento abordar una mujer acabo por hacer algún chiste tonto, me pongo nervioso, o soy muy intenso.

P: Era irónico, pero bueno.
R: ¿Cómo así? Mire, si usted no se toma esto en serio, yo sí.

P: Tranquilo, no se ponga así. Continuemos, por favor.
(pasan varios minutos)
R: Mire, la verdad es que no me dan ganas de continuar. Mejor acabemos acá, porque usted al parecer, no puede hablar en serio.

P: Mire, lo siento, las cosas siempre me salen así, no es que yo quiera. Si hubiera visto cuando tenía que escribir la invitación para mi grado...no podía escribir algo que no fuera chistoso, así soy, ¡lo siento!
R: Yo también lo siento...

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