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Fellowship Kajuyalí

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No es necesario dar claves para ponerlos en evidencia. Si usted conoce a uno, seguro lo sabrá. No porque sean o no centros de atención, sino porque para cuando monopolizan una conversación ya hace rato uno los ha podido identificar como si fueran de otro sistema solar. Como en el planeta de los simios, existen diferencias fundamentales entre ellos y cualquier otro mortal. ¿Más bellos y esbeltos? Tal vez, aunque yo no lo creo así. En todo caso es probable que se ufanen de tener un cuerpo atlético que les permite incursionar en cualquier deporte extremo recién inventado y además despilfarrar dinero para descrestar. Antes, mucho antes de ser el centro de atención, habrán pasado frente a un espejo en el que de reojo habrán detallado su sofisticada fusión de ropa militar con artefactos indígenas. Mucho antes de que empiecen a hablar entre ellos en esa jeringonza que tienen por idioma para distinguirse de los demás hispanohablantes habrán hecho su saludo adolescente, pero tampoco será por eso por lo que usted los podrá distinguir. Mucho antes de que aburran un auditorio por enésima vez con remembranzas de la secta infantil en la que siguen un líder que bien podría ser, al igual que en la película de Woody Allen, una nariz, usted ya sabrá quiénes son.

(Autoretrato "fuck Kajuyalí")


Mucho antes de que hagan dinámicas de grupo, que propongan un juego sexual o de alcohol, o que se paren y canten el himno del Camp con la mano en el corazón (sobre la marca de la camiseta que llevan bajo el traje de trabajo). Infinitamente antes de que se refieran a sí mismos en inglés para no entenderse como recreacionistas, y vivir tranquilos con las burlas que escribe SoHo sobre tal oficio, usted ya sabrá quiénes son.

Años luz previo a que se emborrachen y cuenten historias íntimas de sus amigos, y que argumenten que realmente no les caen bien, ya usted los podrá identificar. No porque sonrían cuando se encuentran, o porque si hay más de uno en la habitación se sienta un extraño repelús. O porque sean más intensos que la gente Amway o AA. Y tampoco porque sean los que siempre pertenecen a cualquier tipo de grupo al que es necesario pertenecer voluntaria y explícitamente o porque tengan una visión del mundo que combina saberes ancestrales de la India con GPS.

Sencillamente porque cuando usted los vea o los sienta aproximarse, va a sentir un odio y desprecio profundo, y va a querer insultarlos con eso que ellos tampoco van a entender como improperio: caras de kajuyalí.

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2 comments

sicoactiva said...

No podría estar más de acuerdo. Son los nuebvvos Boy Scouts, con la diferencia de que son "la erga goón".

Anonymous said...

no... no estoy de acuerdo... no veo porque despreciar a gente que dedica su tiempo libre, y con un sueldo miserable, a divertir a niños menores, casi como agradecimiento a los que los divirtieron a ellos... no entiendo porque despreciar a la gente que sigue una cadena de convivencia de alegria... todos los que van a kajuyali salen con una sonrisa, y la mayoria la contagian, y no veo que tiene de malo una sonrisaen la gente, en los niños, pero le veo mucho de malo a la no-sonrisa. entonces sí SON LA VERGA GÜEVON!
...y les agradezco profundamente la sonrisa que hay hoy en mi cara...

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