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Comida organica, uribismo y Fernando Vallejo vs. las monjas

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En un pasado casi arcaico, un blogger reconocido narraba indignado que abogados de la Warner Bros. inundaron San Victorino para incautar material pirata (que no pagaba derechos por el uso de imágenes de Bug Bunny, por ejemplo, en piñatas). En un arranque de esoterismo, el reconocido individuo virtual dejó la blogosfera (según dijo, en favor de los foros), y jamás volvimos a saber de su estupenda pluma. Posteriormente la eventualidad sería abordada por el creador de los derechos alternativos (CC) en su visita a Colombia, quien a propósito de las negociaciones de libre comercio decía que no debían hacerse (como el caso de lo que negociaba nuestro país en el momento) para favorecer corporeciones específicas, como Disney, pues sus patentes están a punto de expirar según los protocolos internacionales.

Recientemente la BMW quiso, según confirmaron fuentes poco fiables, entrar al mercado chino, tanto para la manufactura como para tener una parte del mercado. Parte de las negociaciones de la empresa alemana (otrora empleadora de judíos en Alemania Nazi) consistían en exigir que el gobierno asiático se responsabilizara de retirar los ejemplares piratas circulaban por sus calles. Los asiáticos se negaron, y las fábricas fueron montadas.

Por estos días, y a propósito del caso de los juguetes, es poca la fe que se tiene en los productos chinos. De hecho, cualquier estadística que uno se topa sobre el coloso de Oriente presagia lo peor del mundo y de la potencia emergente.

Mientras tanto, la vida en California es como un recordatorio permanente de la nueva era y la salud holística. Cada ser parece formar parte de una organización gigante y clandestina que, justo cuando uno se encuentra en un rato de ocio, ataca con transeúntes deportistas y saludables. El asunto, sin embargo, no acaba ahí: la comida es un tema comparable con el uribismo, pues no comer orgánico es considerada una actividad subversiva y altamente castigada por la sociedad. Más aún, en los bares de San Francisco, ay de aquel insensato que ose encender un cigarrillo, pero quien porte un porro en lugares prohibidos es visto como un ser del tamaño de Alejandro (no yo, sino Magno).

Y sin embargo, en medio de la cultura del sistema sostenible, del ilbre acceso, es imposible ver un partido de la Champion´s. Google, por ejemplo, muestra con precisión asombrosa la puerta de entrada a mi morada (729 escondido road, para los curiosos. En Street View se puede ver la banca donde Tomás sale a fumar cada dos minutos cuando viene de visita), pero no cuenta con acceso a información sobre lugares donde se transmita la cita europea porque la exclusividad la tiene ESPN para el mundo entero.

Sin embargo, y gracias al gigante asiático, hay un sinnúmero de páginas (en adelante, link permanente en Supercontra) que transmiten (y con calidad bastante aceptable) las jornadas del campeonato del viejo continente. Peor aún, la disponibilidad de juegos colombianos es mucho más amplia que la de las piltrafas que ofrecen en Colombia con nombre de televisión por cable.

¿El mensaje? Cierto, puede que mueran niños por los métodos de producción chinos, pero podemos ver la Champion´s. Y sin embargo, en Colombia siguen persiguiendo artesanos que hacen piñatas con figuras de los dibujitos animados (haciendo, si me lo preguntan, un favor a estas corporaciones). Lo único cierto es que cada vez me dan más ganas de dedicarme a la comida chatarra, en la meca del ambientalismo vanguardista. A propósito de la columna del señor Rodriguez, padre, es cierto que el ambientalismo norteamericano tendrá un efecto sin precedentes. Algunos supermercados de California, por ejemplo, han empleado el uso de bolsas de papel para reducir su impacto ambiental, y se considera la posibilidad de prohibir su uso en los condados regionales. Sin embargo, vaya uno a intentar usar las tiernas bolsas para guardar la basura. Sucede ahora, que me veo limitado a montar una unidad propia de compostaje, o a comprar por separado bolsas de basura. En términos individuales poco sentido tiene. Pero, en todo caso y por algún motivo, seguimos pensando en soluciones definitivas para causas bastante próximas. Así como el carro fue visto como un invento maravilloso que solucionaba los problemas ambientales del excremento de caballos, habrá que ver los límites del ambientalismo yankee.

Por lo pronto, prometo engordar a punta de comida chatarra, y cada vez que un ser super saludable decida atacarme corriendo mientras yo intento regresar a mi nueva casa de una parranda, prometo hacerle zancadilla (o por lo menos gritarle algo insultante).

Sin embargo, antes de partir con rumbo a California tuve, por casualidades de la vida, la oportunidad de hacer fila en una sala de espera junto a mi amado Fernando Vallejo. Con las pupilas dilatadas pude divisar "nuestra" ácida celebridad en una visita poco publicitada. Como si no fuera suficiente con tener que visitar su tierra natal, el pobre tuvo que esperar su turno después de un par de monjitas. Pensaría uno que el rebelde sin causa se puso en pie y desenvainó una de sus diatribas, para posteriormente violar las pobres mujeres de vida casta. Y pensaría uno que el insolente letrado colombiano derriba puertas y demanda atención inmediata, pero en realidad, se sienta junto a quien debe ser su hermana, tan obediente como uno de los perros que protege, con el rabo entre las patas, como una vieja solterona. ¿Por qué la historia de Vallejo? Por el papayaso, naturalmente, pero además porque trae a colación un tema que será el lema hasta nuevo aviso: si hemos de ser mediocres, debemos hacerlo sin empeño.

En resumen, quisiera atropellar todos los seres saludables que salen a trotar todos los días y consumen comida orgánica. Sin embargo, creo que voy a acabar por ser parte de ellos. Afortunadamente he dejado esa sociedad injusta y feudal que es Colombia.

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4 comments

Anonymous said...

veo el cuadro:
las monjas no se imaginan la bomba de odio que tienen al lado, Vallejo no se imagina la bomba de odio que tiene al lado, Alejandro no se imagina la .....

Anonymous said...

dE acuerdo...supercontra reniega de Vallejo pero no se da cuenta de que es igualito en el fondo, pero le falta publicar libros y que se vendan, cosa que si hace el paisa. Envidia? como decia el comercial, mejor despertarla que sentirla.

Supercontra said...

Las monjas me odian?

Anonymous said...

si una rosa es una rosa, sí!

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