Loading...

sobre las charlas de cómo estudiar en el exterior (y otras cosas sobre las que no debería opinar, pero que en todo caso comento)

En épocas de antaño, cuando yo era estudiante, solían circular panfletos y rumores sobre conferencias que daba la universidad (o algún enviado especial de diferentes organizaciones) sobre cómo salir del país para estudiar. Cabe anotar, claro, que sigo de estudiante. Sin embargo, desde que cursé mis primeros calvarios en ingeniería de sistemas, se han dado cambios fundamentales en el Universo, la Humanidad, y nuestra patria.

Quienes entramos a Los Andes a finales de los noventas vivimos la peor crisis económica del país en nuestra etapa universitaria. Eso significó tener que ver múltiples amigos retirados de sus programas académicos, a veces temporalmente y otras de manera definitiva, por dificultades económicas. Curioso imaginarlo, pero fue cierto: hubo incluso un movimiento estudiantil en la universidad más gomela de Colombia. Una de las dificultades más crudas que padecieron estudiantes fue a causa del secuestro de familiares, pues la universidad (probablemente ante la cantidad de casos) no ofrecía ningún tipo de ayuda. En un país como Colombia, claro, más se habrían demorado ellos en extender facilidades que los estudiantes en seguir el ejemplo del presidente de turno, Andrés Pastrana, y proceder al autosecuestro. En dicho contexto, salir del país era, para muchos, una alternativa a la violencia y los problemas económicos.

- Mijo, -decían los miembros de la familia estilo tía Loly -al nieto de Pepita Mendieta le acaban de dar una beca para irse a Estados Unidos, y le pagan T-O-D-O. Es que en Colombia se desperdician las becas, nadie las usa. Es que la gente...

Y la gente éramos yo y otros tantos. Por esas fechas todavía el seleccionado nacional de fútbol asistía al mundial, pero ya en representación de la decadencia que vivía el país entero. Un amigo sostiene que lo único que ha roto el embrujo de la actitud catastrofista en Colombia es la mentalidad de ganador de los mafiosos ochenteros. Épocas raras donde pocas personas en el país tenían dinero y nadie creía en nada.

Sin embargo, siempre había manera de salir de paseo o una casa con parranda. No por falta de ganas, pero siempre cuadraban las conferencias sobre cómo estudiar afuera en horarios en que se cruzaba una cerveza o un paseo, y naturalmente la decisión se escapaba de mis manos.

Luego, años después, cuando quise realizar mis estudios doctorales, me remordió un poco la consciencia: ¿Qué dirían en aquestas charlas tan mal puestas? Como nunca lo supe, no me sirvió para elaborar un plan de acciones. Como los demás compatriotas que desean embarcarse, enfilé mis dispersas habilidades en la consecución de becas o de apoyo institucional. Incluso dejé la hierba para presentar el GRE.

Años más tarde y del otro lado de la frontera veo las cosas de manera diferente. Más que Colfuturo, Kaplan, y la Fullbright, me sirvió mucho visitar a mi familia en Miami y a Tomás en California, porque así acabé por hacer a la fuerza lo que a uno, sin lugar a dudas, no le dicen en tales charlas: escribirle a profesores. Es irónico que no se divulgue en Colombia que hay muchas instituciones que dan financiación para estudios de doctorado por política, y que son precisamente las privadas.

Además, se entera uno, la Fullbright tiene muy malas relaciones con ciertas universidades donde no aceptan dichos becarios, y no da la posibilidad de perseguir otras oportunidades una vez concluido el programa que financian. Las becas del gobierno colombiano, que además son préstamos, se tramitan por medio de una organización que tiende a sugerir universidades en lugares poco poblados donde el gobierno yanqui financia matriculas.

Como si fuera poco, luego está Kaplan. Si fuera uno responsable de sí mismo, no tendría que recurrir a costosos programas para estudiar para el GRE. Al llegar, son muy rápidos en decirle a uno la cantidad de horas que debe completar uno de entrenamiento por su propia cuenta, pero que ellos garantizan el resultado. Yo no solo tuve que dejar mis malos hábitos, sino que además tuve la fortuna de caer en manos de Camila Lecaros, quien iba todos los días a mi casa antes de llegar a su trabajo para estudiar un rato. La mejor solución para la indisciplina de un individuo, tal y como saben las profesoras de primaria, es sentarlo junto a una niña juiciosa.

Espero que no se malinterprete mi mensaje. No quiero sugerir que tengo todas las respuestas. Solo quisiera que circulara otro tipo de información sobre la posibilidad de realizar estudios de doctorado en universidades estadounidenses. Una especie de consejo para las nuevas generaciones, en caso de que todavía haya tías Loly impulsando charlas de funcionarios estatales.

Para quien le de pereza leer todo lo anterior, una versión sucinta de una estrategia que me funcionó a mí:

1. Escribir un mensaje que parezca personal, pero que se le pueda mandar a muchos profesores, dando una breve explicación de su vida y pidiendo una cita para un viaje durante alguna fecha en el futuro, así no sea cierto (pero tampoco imposible, por si acceden).
2. Mandarlo a cuanto profesor se logre. Mejor si uno lee antes lo que han escrito.
3. Ir a cuanta cita le concedan y se pueda.
4. Dejar los malos hábitos (por unos meses).
5. Invitar una amiga juiciosa, que también esté estudiando para el GRE, a desayunar todos los días.
6. Presentar el GRE.
7. Retomar.
8. mmm....bueno, iba a poner 10 pero ya no se me ocurren más.

El proceso puede tomar entre 6 meses y 6 años. La tasa de éxito al finalizar los primeros cuatro años, es de 100% (n=1), y requiere de una familia comprensiva que lo deje a uno ir y venir a la casa como si tuviera puerta giratoria. Ayuda si los jefes también son igual de comprensivos, o si uno logra trabajar para el estado y empata viajes con los períodos legales que debe haber entre uno y otro contrato.

Lo único cierto y más importante, es tener clara la respuesta para la tía: "ah, sí, este Viernes hay una en la Universidad a la que de pronto iba".

Post a Comment

Home item

Featured Post

Duelos Sin Fronteras

  Desprevenidamente contesté el teléfono ante un número desconocido. - Buenas tardes, ¿hablo con el señor Alejandro? - ¿para qué lo necesita...

Popular Posts

Click to read Read more View all said: Related posts Default Comments Menu