¿Cuántos somos?

Últimamente he estado dedicado a analizar las dinámicas poblacionales de las migraciones colombianas, pues creo que una de las preguntas más pertinentes de los acuerdos de Paz es el efecto que tendrá sobre el proceso de urbanización del país. Creo que todos asumimos que el conflicto armado es uno de los principales motores del proceso, pero también hay múltiples ejemplos de desplazados que no quieren volver a sus lugares de origen.

Acá unos mapas con los cambios en emisión de luz detectados por satélites estadounidenses, que muestran los cambios de población entre 1993 y 2013. Estos mapas han sido empleados para detectar el efecto de las migraciones internas en brotes de sarampión, y son una buena alternativa para estimar la población dado que desde 2005 no tenemos cifras oficiales que no sean basadas en proyecciones.

Si bien es cierto que las imágenes coinciden bastante bien con las dinámicas de la población registradas en la unidad de víctimas, me parece pertinente hacer ciertas reflexiones. Sin ánimo de sugerir que la guerra no ha sido un factor fundamental en el proceso de urbanización, el proceso que ha vivido Colombia no es del todo inusual en el contexto latinoamericano. Las siguientes gráficas, realizadas por un alumno doctoral de la universidad, parte de un grupo con quienes estamos estudiando el fenómeno, muestran que el crecimiento de la tasa de población urbana del país es bastante similar a otros países del continente, y no parece seguir patrones presentados en otros territorios con conflicto armado.

Creo que existe suficiente evidencia para, cuando menos, cuestionar la hipótesis de que la migración interna en Colombia disminuirá con el conflicto, e incluso de que ésta puede aumentar un poco.