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Reclutas de buenas familias

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Por: Natality

Es todo un acontecimiento para las familias bien de Bogotá el momento en que sus hijos son llamados a prestar el servicio a la Patria. La movida de palancas y pasada de sobres empieza desde varios meses antes de la cita médica. En cada promoción de muchachos de colegios Uncoli al menos uno de cada diez logra salvarse de manera misteriosa. ¿"Y que pasó con el Chavo"? Se preguntan en medio de las voltiadas los menos afortunados- "Debió pagar". Todos sus compañeros fueron testigos, tras el manoseo de bolas y demás, de que era apto. 

 Luego está el asunto de la lotería que manda a los reclutas al azar a diferentes lugares del territorio nacional. Pero las familias bien son de algún modo inmunes al azar. Mientras en San Miguel, Chocó, un policía se queja de que tras la amenazas llevan seis meses sin mandarle los soldados que deben proteger al pueblo de la masacre anunciada, estos reclutas plays sufren de tener que responderle al indiazo del suboficial Pérez en la escuela de lanceros. 

 Entre ellos, los más bien (¿los mejores?) de todos, con padres que tienen línea directa con el General Fulanito (investigado por la corte interamericana de derechos humanos por una masacre paramilitar), o con el mismo Presidente, consigue los contados cupos para irse al Sinaí. Después de todo, los alumnos de la Uncoli son los mejor preparados para disfrutar del buffet políglota que se sirve en el desierto y para aprovechar los últimos meses y pegarse un viaje cultural a los burdeles de Laos y Tailandia.

 Para las familias bien que no logran colar a sus hijos en esa lista VIP aun quedan llamadas y sobres por hacer para conseguirles los ansiados cupos en la dirección de reclutamiento. ¿No se preguntarán por qué esa opción burocrática y aburrida es la que sus hijos desean con mayor ansiedad? Seguramente no. Las familias bien tienen buenas costumbres y no andan malpensándolo todo. Pero para ninguno de los reclutas plays es un secreto el lucrativo negocio que implica prestar servicio en la dirección, donde venden libretas militares a los niños bien que se van a salvar misteriosamente al año siguiente.

 Al entrar a la Universidad de los Andes los ex reclutas plays comentan orgullosos como lograron comprarse el equipo del carro con la plata de los "tomates".  Los del Sinaí, que sufrieron de mamitis, los envidian un poco, pero piensan que se desquitarán cuando la empresa de construcción que van a dirigir gane (misteriosamente) la licitación para construir la vía Panamericana. 

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6 comments

Anonymous said...

Colombia:
No eres una nación : solo alcanzas a ser una cruel anécdota....

Supercontra said...

Se celebra la colaboración, no sin cierto susto porque yo soy uno de esos casos que debió prestar el servicio militar y no lo hizo. Afortunadamente, digo yo, porque si en la universidad tuve problemas con las figuras de autoridad (profesores de antropología), la experiencia del ejército habría sido traumática. Tal vez, por el contrario, habría aprendido. Sin embargo, lo absurdo no me parece que los ricos puedan dejar de prestarlo sino que sea obligatorio. Menos mal los que lo prestan son tan joyas como los comandantes, y entre las anécdotas que he oído, hacen comer mayonesa con semen a los comandantes, y les preparan el Tang con agua del retrete. Nada menos de lo que merecen los asquerosos seres de las Fuerzas Armadas.

Constanza said...

uuh.... todo eso del ejercito es tenaz.. mi novio fue al sinaí y dice que no la pason tan bien, y cuando llego otra vez al batallon aqui en Colombia, le fue peorsisimo.. hasta se comio un perro..

Anonymous said...

Pues yo soy de clase media, no estudié en los Andes (soy de la Nacho) y no tengo contactos políticos, pero igual no presté el servicio militar y le agradezco infinitamente a mi familia haberme evitado esa "experiencia de vida", como le dicen algunos (a propósito, no es esa una expresión redundante?), nunca he creido en su percepción de disciplina, muy similar a la de la iglesia, en la que usted tiene que obedecer sin importar si tiene que pasar por encima de sus propios principios a riesgo de ser "disciplinado" con sus burdos métodos de "enseñanza", que pueden incluir tortura, y no me gustan muchisimas mas cosas de la vida y la sociedda militar, pero no voy a enumerarlas todas. No quiero personalizar mi inconformismo con el ejercito por eso no estoy en contra de sus miembros, aún sabiendo que una gran proporción son personas que bien pueden ser etiquetadas con el rótulo de criminales, no, estoy en contra de la institución como tal, de su doble moral y su muy pedante orgullo militar. Prefiero en todo caso un servicio social que le sirva a la comunidad y no a los negociantes de la guerra en Colombia.

Anonymous said...

Estoy de acuerdo, Supercontra, el problema es que sea obligatorio. Para qué criticar lo que los niños ricos hacen para escaparse del ejército, cuando el problema es que los roles de género en Colombia dan para todo tipo de atrocidades (el servicio militar obligatorio es sólo una de ellas). Además no creo que irse al Sinaí por estos tiempos sea tan chévere.

Yo tampoco fui. Me salvé sin palancas ni fórmulas médicas chimbas. El de turno estaba de buen genio y me devolvió a mi casa.

Historias tenebrosas hay muchas: desde las torturas que se destaparon hace poco hasta casos de abuso sexual. Un amigo del colegio se suicidó y todo.

Pero qué se le hace si al país lo tienen convencido de que la guerra es el único camino para lograr la paz... uff, qué maravilla de presidente.

Anonymous said...

No te habias retirado, natality?

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