Comportamiento masculino y de otras formas de vida elementales
https://supercontra.blogspot.com/2006/04/comportamiento-masculino-y-de-otras.html
Hay dos experimentos de conducta animal bastante divertidos.
El primero, uno en el que indagaban sobre las capacidades de abstracción en términos de números en los chimpancés. Los animales rápidamente aprendieron a distinguir un plato en el que había más M&M´s (cosa que, no sé por qué, impresionó a los investigadores), y posteriormente, a distinguir un plato en el que había un equivalente en piedras del número de chocolates. Más tarde, los entrenaron-y acá empieza lo interesante- para utilizar los símbolos que usamos nosotros (otro de los grandes males que nos ha hecho el Islam, según tengo entendido). Los M&M´s resultaron ser la motivación perfecta.
El éxito fue tan rotundo como en los casos anteriores. Luego, para comprobar sus resultados, decidieron implementar una mecánica justamente opuesta: le darían al chimpancé compañero de jaula el plato que señalara, mientras que a él le darían el restante. El mono, primo nuestro, aprendió rápidamente a señalar el plato con el símbolo más pequeño. Posteriormente, el que menos piedras tuviera. Sin embargo, al tratarse de los M&M´s, el chimpancé fue incapaz de señalar el plato con menos chocolates. Siempre tuvo que ver cómo ese plato que él tanto quería, ese, ese que señalaba, se lo daban con una sonrisa al maldito chimpancé que tenía al lado.
El segundo estudio, recientemente publicado en Nature, un fiel ejemplo de la economía experimental, en el que identificaban hombres con un alto nivel de testosterona y por lo tanto con un alto nivel de agresividad para negociar (según el estudio, por supuesto, no es que yo sostenga que la virilidad radica en negociar de manera ventajosa). Posteriormente, a un pequeño grupo le mostraron fotografías de mujeres sensuales y les dieron ropa interior para que tuvieran en las manos, y nuevamente, a negociar. El grupo que vio las fotografías y manipuló lencería negoció significativamente peor que el grupo de control. Peor que ellos mismos, incluso, cuando no tenían mujeres en la mente.
¿Las conclusiones? Los estudios dan para todo, por supuesto. Que las mujeres representan para nosotros, los hombres, lo mismo que los M&M´s para los chimpancés. Que las mujeres sacan lo más primitivo y cavernícola que hay en nosotros, y sobre todo, que hay un grupo de científicos que se dedican a investigar sobre temas que, para ser sinceros, es conocimiento que rara vez podrá ser de alguna utilidad para la humanidad. Además, si a mí me lo hubieran preguntado antes, les habría echado el cuento y no tendrían que haber hecho tantos estudios, y tantos doctorados en los que seguramente se gastaron mucha plata. Pero bueno, seguro Aristóteles escribió en contra de preguntarme a mí para generar el conocimiento de la humanidad, y entonces cada idea tiene su debido proceso burocrático. Algo absurdo, si me lo preguntan, pero bueno, si hay una cosa clara es que acá nadie me está preguntando nada. Uno de mis capítulos favoritos es aquel en el que Flanders enloquece y empieza a insultar a todo el mundo. Después de insultar a Bart, Liza le dice que Bart no le ha hecho nada. Pero, ¿qué oigo?-dice Flanders- ¡Una intromisión! ¡Debe ser la estridente voz de Lisa Simpson, la respuesta a una pregunta que NADIE HIZO NUNCA!" Supercontra tiene ese espíritu.
Mi conclusión, por lo tanto, y así nadie la pregunte, es que estos estudios reflejan la problemática esencial de cualquier pareja. Los hombres somos mentes elementales, primitivas, que no se han desarrollado mayormente desde el ancestro común que tuvimos con los chimpancés hace 7 millones de años. Especialmente si hay mujeres o lencería a la vista, y con la moda de los descaderados y el artículo que salió en El Tiempo, no es difícil entender por qué los políticos son tan tarados.
Hace poco una mujer hermosa me invitó a yoga. Me indicó la hora a la que yo debía llegar a la casa de ella, porque la clase empezaba media hora después. En todo esto, mi cabeza saturada de información que era incapaz de registrar, tomó como referencia solamente una hora, y naturalmente, llegué tarde.
El ejemplo, además de reflejar mi incompetencia, ilustra bastante bien las diferencias entre hombres y mujeres. Ellas, capaces de tener dos horas diferentes, dos conversaciones diferentes, dos actividades, y sobre todo, diferentes emociones simultáneamente. Pueden estar furiosas y enamoradas, distantes y susceptibles, y confundidas y estables. Todas a la vez. Por eso las mujeres son secretarias, y por eso los hombres no somos amos de casa: no es por machistas, es porque es una tarea muy compleja para la mente masculina.
Los hombres, por el contrario, somos mentes elementales. Si nos muestran chocolate o ropa interior, ya no podemos pensar en nada. Si nos hablan, miran o señalan mientras estamos hablando por teléfono, perdemos el hilo de la conversación. No es sino imaginar a un hombre como empleado de servicio doméstico para esclarecer cualquier duda: lavar la ropa, hacer almuerzo, limpiar los baños, el polvo, etc. Todas son tareas que un hombre podría hacer individualmente, pero que en conjunto se constituyen más como una imposibilidad inabordable. En términos emocionales, ni hablar: una sola emoción es más que suficiente, y realmente nos cuesta trabajo entender la complejidad de la mente femenina.
De ahí, la esencia de las diferencias entre hombres y mujeres. Cuántas peleas conyugales en las que el hombre dice: pero, ¿qué te pasa? Dime UNA cosa, ¿qué sientes? ¿qué tienes? Algo te pasa, eso es seguro, ¿pero qué?
Las mujeres, por su lado, jamás entenderán por qué somos tan burdos.
La conclusión es bastante sencilla: al igual que el chimpancé, los hombres entendemos plenamente la dinámica. Tenemos todas las capacidades mentales para entenderlas y tener una relación estable. Luego aparecen, y a uno se le olvida todo.
El primero, uno en el que indagaban sobre las capacidades de abstracción en términos de números en los chimpancés. Los animales rápidamente aprendieron a distinguir un plato en el que había más M&M´s (cosa que, no sé por qué, impresionó a los investigadores), y posteriormente, a distinguir un plato en el que había un equivalente en piedras del número de chocolates. Más tarde, los entrenaron-y acá empieza lo interesante- para utilizar los símbolos que usamos nosotros (otro de los grandes males que nos ha hecho el Islam, según tengo entendido). Los M&M´s resultaron ser la motivación perfecta.
El éxito fue tan rotundo como en los casos anteriores. Luego, para comprobar sus resultados, decidieron implementar una mecánica justamente opuesta: le darían al chimpancé compañero de jaula el plato que señalara, mientras que a él le darían el restante. El mono, primo nuestro, aprendió rápidamente a señalar el plato con el símbolo más pequeño. Posteriormente, el que menos piedras tuviera. Sin embargo, al tratarse de los M&M´s, el chimpancé fue incapaz de señalar el plato con menos chocolates. Siempre tuvo que ver cómo ese plato que él tanto quería, ese, ese que señalaba, se lo daban con una sonrisa al maldito chimpancé que tenía al lado.
El segundo estudio, recientemente publicado en Nature, un fiel ejemplo de la economía experimental, en el que identificaban hombres con un alto nivel de testosterona y por lo tanto con un alto nivel de agresividad para negociar (según el estudio, por supuesto, no es que yo sostenga que la virilidad radica en negociar de manera ventajosa). Posteriormente, a un pequeño grupo le mostraron fotografías de mujeres sensuales y les dieron ropa interior para que tuvieran en las manos, y nuevamente, a negociar. El grupo que vio las fotografías y manipuló lencería negoció significativamente peor que el grupo de control. Peor que ellos mismos, incluso, cuando no tenían mujeres en la mente.
¿Las conclusiones? Los estudios dan para todo, por supuesto. Que las mujeres representan para nosotros, los hombres, lo mismo que los M&M´s para los chimpancés. Que las mujeres sacan lo más primitivo y cavernícola que hay en nosotros, y sobre todo, que hay un grupo de científicos que se dedican a investigar sobre temas que, para ser sinceros, es conocimiento que rara vez podrá ser de alguna utilidad para la humanidad. Además, si a mí me lo hubieran preguntado antes, les habría echado el cuento y no tendrían que haber hecho tantos estudios, y tantos doctorados en los que seguramente se gastaron mucha plata. Pero bueno, seguro Aristóteles escribió en contra de preguntarme a mí para generar el conocimiento de la humanidad, y entonces cada idea tiene su debido proceso burocrático. Algo absurdo, si me lo preguntan, pero bueno, si hay una cosa clara es que acá nadie me está preguntando nada. Uno de mis capítulos favoritos es aquel en el que Flanders enloquece y empieza a insultar a todo el mundo. Después de insultar a Bart, Liza le dice que Bart no le ha hecho nada. Pero, ¿qué oigo?-dice Flanders- ¡Una intromisión! ¡Debe ser la estridente voz de Lisa Simpson, la respuesta a una pregunta que NADIE HIZO NUNCA!" Supercontra tiene ese espíritu.
Mi conclusión, por lo tanto, y así nadie la pregunte, es que estos estudios reflejan la problemática esencial de cualquier pareja. Los hombres somos mentes elementales, primitivas, que no se han desarrollado mayormente desde el ancestro común que tuvimos con los chimpancés hace 7 millones de años. Especialmente si hay mujeres o lencería a la vista, y con la moda de los descaderados y el artículo que salió en El Tiempo, no es difícil entender por qué los políticos son tan tarados.
Hace poco una mujer hermosa me invitó a yoga. Me indicó la hora a la que yo debía llegar a la casa de ella, porque la clase empezaba media hora después. En todo esto, mi cabeza saturada de información que era incapaz de registrar, tomó como referencia solamente una hora, y naturalmente, llegué tarde.
El ejemplo, además de reflejar mi incompetencia, ilustra bastante bien las diferencias entre hombres y mujeres. Ellas, capaces de tener dos horas diferentes, dos conversaciones diferentes, dos actividades, y sobre todo, diferentes emociones simultáneamente. Pueden estar furiosas y enamoradas, distantes y susceptibles, y confundidas y estables. Todas a la vez. Por eso las mujeres son secretarias, y por eso los hombres no somos amos de casa: no es por machistas, es porque es una tarea muy compleja para la mente masculina.
Los hombres, por el contrario, somos mentes elementales. Si nos muestran chocolate o ropa interior, ya no podemos pensar en nada. Si nos hablan, miran o señalan mientras estamos hablando por teléfono, perdemos el hilo de la conversación. No es sino imaginar a un hombre como empleado de servicio doméstico para esclarecer cualquier duda: lavar la ropa, hacer almuerzo, limpiar los baños, el polvo, etc. Todas son tareas que un hombre podría hacer individualmente, pero que en conjunto se constituyen más como una imposibilidad inabordable. En términos emocionales, ni hablar: una sola emoción es más que suficiente, y realmente nos cuesta trabajo entender la complejidad de la mente femenina.
De ahí, la esencia de las diferencias entre hombres y mujeres. Cuántas peleas conyugales en las que el hombre dice: pero, ¿qué te pasa? Dime UNA cosa, ¿qué sientes? ¿qué tienes? Algo te pasa, eso es seguro, ¿pero qué?
Las mujeres, por su lado, jamás entenderán por qué somos tan burdos.
La conclusión es bastante sencilla: al igual que el chimpancé, los hombres entendemos plenamente la dinámica. Tenemos todas las capacidades mentales para entenderlas y tener una relación estable. Luego aparecen, y a uno se le olvida todo.
4 comments
me encantó pulguis... buenísimo.
pos sí que somos elementales de modos distintos... qué se le va a hacer.
Permitame decirle que no estoy de acuerdo.
Sin embargo quedo impecablemente bien escrito.
Un amigo utilizó alguna vez un argumento similar (acreca de las distintas "capacidades de procesmiento" de información de los cerebros masculinos y femeninos) para intentar explicar por qué las mujeres tendríamos mejores habilidades lingüísticas.
El cerebro femenino sería un cerebro menos efectivo en su forma de procesamiento, porque si bien permitiría desarrollar muchas tareas en simultáneo, no sería tan eficiente como un cerebro masculino que prioriza un tarea por sobre las demás y la cumple de manera casi exclusiva. Su conclusión a este razonamiento es que el cerebro femenino es menos desarrollado.
El cerebro subdesarrollado (o en vías de desarrollo??) femenino sería responsable de la predominancia masculina en el mundo científico-lógico y la facilidad lingüística femenina...
El razonamiento que une "cerebro poco desarrollado" con "mayor habilidad lingüística" no lo recuerdo o nunca fue argumentado.
Alguna vez escuchó algo por el estilo?
Yo creo que en el fondo mi amigo tan sólo no puede aceptar que yo hable noruego mejor que él.
Saludos
v.-
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