Una rumba en California
https://supercontra.blogspot.com/2006/05/una-rumba-en-california.html
Salir de rumba en Stanford es como leer Scientific American. Se entera uno que en Taiwan intentan promover un movimiento nacionalista basados en evidencia genética (equivocadamente), que la telomerasa ya no es considerada uno de los principales agentes del envejecimiento, sino la insulina (y el hecho de alimentarse), que en China la gente puede interponer acciones contra el gobierno (y que por medio de estas, el gobierno controla la corrupción en los gobiernos locales), y que en Bolivia la gente usa una inyección de complejo-B a manera de infusión para la gripa. Y, claro, por supuesto que esta es solamente la fracción que yo puedo entender medianamente, porque también hay ejemplos de matemáticas que más parecen adivinanzas o alucinaciones, y lo que quiere hacer Tomás, que ni siquiera él lo entiende.
Afortunadamente una fiesta de grado en Berkley de una universidad de ciencias holísticas (léase: nuevaera) rompió un poco la rutina. Como en cualquier campo, es imposible generalizar, y el respeto que uno siente por las actividades más corresponde a la empatía que uno siente por la persona, que por un interés legítimo y sincero en torno a un objeto de estudio particular (pienso yo, claro). Entre las curiosidades, la mujer más seductora de la fiesta pasaba fácilmente de los 50, llegó con un gorila que corresponde al estereotipo de jugador de fútbol americano, y se dio besos apasionadamente con uno de los profesores que asistían al evento.
El profesor, después de haber consumido no sé cuántas familias de sustancias, acabó por contarme que él se dedicaba a explorar la sicología de la religiosidad por medio de la sexualidad, palabras más. También me contó que la mamá de su novia (la que llegó con el gorila) le regalaba marihuana, y que uno tiene suerte si consigue el producto de manos de viejos hippies por estos lados.
No deja de ser curioso, que en un país sin democracia las acciones de la gente se enfoquen en contrarrestar actividades puntuales del gobierno local, mientras que en nuestros regímenes nos enfoquemos en idioteces como El Sistema para criticar y no en contrarrestar las acciones locales por medio de los mecanismos participativos.
¡YO NO VOY A VOTAR POR URIBE. DEJEN DE MANDAR ESOS MALDITOS MENSAJES!
Afortunadamente una fiesta de grado en Berkley de una universidad de ciencias holísticas (léase: nuevaera) rompió un poco la rutina. Como en cualquier campo, es imposible generalizar, y el respeto que uno siente por las actividades más corresponde a la empatía que uno siente por la persona, que por un interés legítimo y sincero en torno a un objeto de estudio particular (pienso yo, claro). Entre las curiosidades, la mujer más seductora de la fiesta pasaba fácilmente de los 50, llegó con un gorila que corresponde al estereotipo de jugador de fútbol americano, y se dio besos apasionadamente con uno de los profesores que asistían al evento.
El profesor, después de haber consumido no sé cuántas familias de sustancias, acabó por contarme que él se dedicaba a explorar la sicología de la religiosidad por medio de la sexualidad, palabras más. También me contó que la mamá de su novia (la que llegó con el gorila) le regalaba marihuana, y que uno tiene suerte si consigue el producto de manos de viejos hippies por estos lados.
No deja de ser curioso, que en un país sin democracia las acciones de la gente se enfoquen en contrarrestar actividades puntuales del gobierno local, mientras que en nuestros regímenes nos enfoquemos en idioteces como El Sistema para criticar y no en contrarrestar las acciones locales por medio de los mecanismos participativos.
¡YO NO VOY A VOTAR POR URIBE. DEJEN DE MANDAR ESOS MALDITOS MENSAJES!
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