Angelitos empepados
https://supercontra.blogspot.com/2006/09/angelitos-empepados.html
El documental Moon, que trata la interacción de las diferentes religiones en Indonesia, cuenta con un personaje principal que se convierte al islam para poder desposar una mujer. En la ceremonia en la que recibe su nueva membresía emocional utiliza un pene de hule para evitar la circuncisión, y al llegar a casa cambia todos los iconos religiosos por los que manda su nueva doctrina.
En Cocodrilo Dundee, por el contrario, el protagonista confiesa que planea hacerse católico al final de su vida, en caso de que vaya y sea cierto todo lo que promulga la Iglesia. Yo, sin que eso implique que me considero una fuente tan sólida como el séptimo arte, decidí bautizarme por motivación propia alrededor de los 8 años, pues unos amigos del barrio me dijeron que el diablo se llevaba a los niños que no hubieran pasado por el rito, y al preguntarle a mis papás si estaba a salvo ellos respondieron de manera irresponsable que estaban esperando a que yo decidiera en qué quería creer.
Entre tanto, una justa defensa a dos idiotas: Andrés López y Tom Cruise, a quienes critican por cienciólogos. Lo curioso es el tipo de argumentos empleados, pues al burlarse de la práctica porque supuestamente presume la existencia de seres extraterrestres desde una cultura que se fundamenta en la sagrada concepción, los enunciados dejan de parecer muy contundentes.
Lo curioso es que en pleno siglo XXI, cuando parecen pulular las religiones, la Iglesia se de el lujo de andar excomulgando gente. Al parecer el memo de cambio de momento histórico, para adoptar medidas de eficiencia y desempeño, no llegó al Vaticano. De pronto pensaron que era una moda pasajera.
Dado que mucho se ha hablado de las pobres criaturas que ya han tenido que sufrir bastante, lo mejor que puede hacerse es dejar de volverlas primera plana. Sin embargo, la manera como la institución religiosa más importante de Occidente rechaza adeptos es bastante anacrónica. En un periodo en el que debían estar negociando pecados capitales, mandamientos, y hasta una nueva edición de los testamentos, se dan el lujo de echar gente. Tal vez piensen que, como en In Vitro, el éxito de la empresa dependa de la fila que haya afuera. Tal vez por eso excomulgaron a los miembros de la banda Blind Faith cuando sacaron su único disco, y tal vez por eso no les importe que la gente acuda a prácticas orientales cuando necesita incorporar la religiosidad a su vida. En épocas de dos por uno y demás promociones del estilo, hay que aceptar que las estrategias para captar adeptos del catolicismo se han quedado estancadas. Aquella moral de prohibir puede haber dado resultado en el medioevo. Sin embargo, no es sino imaginar las promesas de un más allá hermoso bajo el estado de los sicotrópicos modernos para entender el potencial que tendría el discurso si fuera renovado.
Al igual que las aseguradoras (pues lo que se busca es salvar el alma en últimas), podrían ofrecer paquetes como "rece menos y garantice la salvación más rápido", o "con el nuevo paquete familiar, los domingos no son de Dios, sino suyos". Abrir franquicias, en vez de alejarse de sus ramas practicantes como el Opus Dei y la Oración Fuerte. Tal vez si se ocuparan podrían dejar de gastar tiempo en idioteces. Incluso podrían permitir que sus predicadores entablaran relaciones conyugales (prohibidas, hasta donde yo sé, por cuestiones económicas en alguna época de crisis de liquidez), y como efecto secundario, es sensato suponer, disminuir la tasa de violación a niños, acto que debía ser perseguido y condenado de manera mucho más decidida y tajante que las disputas políticas por las que se preocupan. Particular caso de predicar y no aplicar, pues lanzan piedras sin estar libres de pecado. Tal vez sea, sencillamente, que tengan un muy sofisticado espíritu supercontra y disfruten, como el pingüino emblemático de esta página, haciendo una vulgar zancadilla.
Desde este instante declaro como excomulgados de mi religión propia a todos aquellos que excomulguen a alguien más, y sobre todo, cualquier huérfano de afiliación espiritual es más que bienvenido.
En Cocodrilo Dundee, por el contrario, el protagonista confiesa que planea hacerse católico al final de su vida, en caso de que vaya y sea cierto todo lo que promulga la Iglesia. Yo, sin que eso implique que me considero una fuente tan sólida como el séptimo arte, decidí bautizarme por motivación propia alrededor de los 8 años, pues unos amigos del barrio me dijeron que el diablo se llevaba a los niños que no hubieran pasado por el rito, y al preguntarle a mis papás si estaba a salvo ellos respondieron de manera irresponsable que estaban esperando a que yo decidiera en qué quería creer.
Entre tanto, una justa defensa a dos idiotas: Andrés López y Tom Cruise, a quienes critican por cienciólogos. Lo curioso es el tipo de argumentos empleados, pues al burlarse de la práctica porque supuestamente presume la existencia de seres extraterrestres desde una cultura que se fundamenta en la sagrada concepción, los enunciados dejan de parecer muy contundentes.
Lo curioso es que en pleno siglo XXI, cuando parecen pulular las religiones, la Iglesia se de el lujo de andar excomulgando gente. Al parecer el memo de cambio de momento histórico, para adoptar medidas de eficiencia y desempeño, no llegó al Vaticano. De pronto pensaron que era una moda pasajera.
Dado que mucho se ha hablado de las pobres criaturas que ya han tenido que sufrir bastante, lo mejor que puede hacerse es dejar de volverlas primera plana. Sin embargo, la manera como la institución religiosa más importante de Occidente rechaza adeptos es bastante anacrónica. En un periodo en el que debían estar negociando pecados capitales, mandamientos, y hasta una nueva edición de los testamentos, se dan el lujo de echar gente. Tal vez piensen que, como en In Vitro, el éxito de la empresa dependa de la fila que haya afuera. Tal vez por eso excomulgaron a los miembros de la banda Blind Faith cuando sacaron su único disco, y tal vez por eso no les importe que la gente acuda a prácticas orientales cuando necesita incorporar la religiosidad a su vida. En épocas de dos por uno y demás promociones del estilo, hay que aceptar que las estrategias para captar adeptos del catolicismo se han quedado estancadas. Aquella moral de prohibir puede haber dado resultado en el medioevo. Sin embargo, no es sino imaginar las promesas de un más allá hermoso bajo el estado de los sicotrópicos modernos para entender el potencial que tendría el discurso si fuera renovado.
Al igual que las aseguradoras (pues lo que se busca es salvar el alma en últimas), podrían ofrecer paquetes como "rece menos y garantice la salvación más rápido", o "con el nuevo paquete familiar, los domingos no son de Dios, sino suyos". Abrir franquicias, en vez de alejarse de sus ramas practicantes como el Opus Dei y la Oración Fuerte. Tal vez si se ocuparan podrían dejar de gastar tiempo en idioteces. Incluso podrían permitir que sus predicadores entablaran relaciones conyugales (prohibidas, hasta donde yo sé, por cuestiones económicas en alguna época de crisis de liquidez), y como efecto secundario, es sensato suponer, disminuir la tasa de violación a niños, acto que debía ser perseguido y condenado de manera mucho más decidida y tajante que las disputas políticas por las que se preocupan. Particular caso de predicar y no aplicar, pues lanzan piedras sin estar libres de pecado. Tal vez sea, sencillamente, que tengan un muy sofisticado espíritu supercontra y disfruten, como el pingüino emblemático de esta página, haciendo una vulgar zancadilla.
Desde este instante declaro como excomulgados de mi religión propia a todos aquellos que excomulguen a alguien más, y sobre todo, cualquier huérfano de afiliación espiritual es más que bienvenido.
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