Viajar en bus (con Radio Supercontra)
https://supercontra.blogspot.com/2006/11/viajar-en-bus-con-radio-supercontra.html
Después de estudiar por varios meses para el GRE, creo haber encontrado la analogía perfecta para describir tal actividad (que en mi lista de cosas incómodas se pelea el primer puesto con la ortodoncia): es como hablar con la tía abuela de una persona con quien uno está saliendo pero a quien uno no quiere realmente.
En todo caso, el aburridor examen es el broche de oro de un largo proceso de introspección, en el cual entre otras cosas me he reencontrado con los viajes por tierra a lo largo de nuestro territorio nacional. Los bellos paisajes, las hermosas mujeres de facciones variadas, ver una tractomula rebasar a otra en aproximadamente 7 curvas (acción comparable sólo con ver dos ballenas copular), y todas esas cosas que Roberto Suárez llama el orgasmo antropológico, folclor, caen al alma como al pasto el rocío (o como sapos al piso en Magnolia).
Tengo suficientes elementos para pensar que el Estado debería organizar algo similar a los juegos nacionales populares, en los que las regiones de Colombia sean representadas por los mejores exponentes de prácticas como el turmequé, las peleas de gallos (qué mejor manera de rendirle un tributo a Clifford Geertz unos días después de su muerte que asistir al espacio con el cual se consagró, y ver que en Colombia también son una fiel representación de la sórdida sociedad), coleo, reinado de reinados (reina del tomate vs panela vs papa vs cebolla), y alguna otra que seguro tiene méritos propios para estar en la lista.
Dicen que todo el mundo lleva un niño dentro a lo largo de su vida. Yo, por el contrario, nací con un viejo amargado dentro, que por un tiempo supe olvidar. En los últimos meses, de abstinencias diversas, me he reencontrado con aquel ser de la tercera edad que debía estar guardado en un hogar geriátrico y que llegó algo demacrado porque, como decía mi abuelo sobre esos lugares, allá muere un payaso de tristeza.
Y algo de particular ha tenido encontrar las delicias de los viajes, el dulce encanto de renegar, y la interacción transcultural por vías libres de política en medio de una crisis emocional. Gracias a tal proceso de depuración he logrado llegar a conclusiones bastante estúpidas, pero que pueden de alguna manera describir la búsqueda traumática.
1. No somos adictos al amor, sino al cortejo y a la seducción.
2. Los blogs son como páginas de anuario.
3. Los uribistas y antiuribistas son mamíferos (y sospecho que algunos también son Ninjas).
4. Dado que los humanos no tenemos cola y que las vacas no pueden agarrar con sus extremidades, somos afortunados de haber dominado el mundo antes que los rumiantes porque el equivalente al coleo en el universo paralelo sería bastante doloroso.
5. Vivimos en sociedad no para evitar el fracaso, sino para poder culpar a alguien.
Algunas preguntas que me quedan después de estas conclusiones, que espero alguien pueda ayudarme a solucionar:
Si una persona lanza el tejo, y este logra incrustarse en una posición válida, tocando alguna de las mechas pero sin estallarla, y otro tejo (lanzado posteriormente, por supuesto) impacta el primero, y el primero presiona la mecha y la hace estallar, ¿quién gana el balazo?
Si los blogs son como páginas de anuario, ¿de qué diablos creemos que nos estamos graduando cada vez que decidimos escribir un poco?
*Desde ahora, en Supercontra, Radio Supercontra: una colaboración con un notable matemático y enfermo coleccionista de música, que tal vez pueda hacer más amables las lecturas. De lo contrario, si pierden la concentración o la música les despierta esquizofrenias espontáneas, pueden dirigirse al director de orquesta (él es el culpable).
En todo caso, el aburridor examen es el broche de oro de un largo proceso de introspección, en el cual entre otras cosas me he reencontrado con los viajes por tierra a lo largo de nuestro territorio nacional. Los bellos paisajes, las hermosas mujeres de facciones variadas, ver una tractomula rebasar a otra en aproximadamente 7 curvas (acción comparable sólo con ver dos ballenas copular), y todas esas cosas que Roberto Suárez llama el orgasmo antropológico, folclor, caen al alma como al pasto el rocío (o como sapos al piso en Magnolia).
Tengo suficientes elementos para pensar que el Estado debería organizar algo similar a los juegos nacionales populares, en los que las regiones de Colombia sean representadas por los mejores exponentes de prácticas como el turmequé, las peleas de gallos (qué mejor manera de rendirle un tributo a Clifford Geertz unos días después de su muerte que asistir al espacio con el cual se consagró, y ver que en Colombia también son una fiel representación de la sórdida sociedad), coleo, reinado de reinados (reina del tomate vs panela vs papa vs cebolla), y alguna otra que seguro tiene méritos propios para estar en la lista.
Dicen que todo el mundo lleva un niño dentro a lo largo de su vida. Yo, por el contrario, nací con un viejo amargado dentro, que por un tiempo supe olvidar. En los últimos meses, de abstinencias diversas, me he reencontrado con aquel ser de la tercera edad que debía estar guardado en un hogar geriátrico y que llegó algo demacrado porque, como decía mi abuelo sobre esos lugares, allá muere un payaso de tristeza.
Y algo de particular ha tenido encontrar las delicias de los viajes, el dulce encanto de renegar, y la interacción transcultural por vías libres de política en medio de una crisis emocional. Gracias a tal proceso de depuración he logrado llegar a conclusiones bastante estúpidas, pero que pueden de alguna manera describir la búsqueda traumática.
1. No somos adictos al amor, sino al cortejo y a la seducción.
2. Los blogs son como páginas de anuario.
3. Los uribistas y antiuribistas son mamíferos (y sospecho que algunos también son Ninjas).
4. Dado que los humanos no tenemos cola y que las vacas no pueden agarrar con sus extremidades, somos afortunados de haber dominado el mundo antes que los rumiantes porque el equivalente al coleo en el universo paralelo sería bastante doloroso.
5. Vivimos en sociedad no para evitar el fracaso, sino para poder culpar a alguien.
Algunas preguntas que me quedan después de estas conclusiones, que espero alguien pueda ayudarme a solucionar:
Si una persona lanza el tejo, y este logra incrustarse en una posición válida, tocando alguna de las mechas pero sin estallarla, y otro tejo (lanzado posteriormente, por supuesto) impacta el primero, y el primero presiona la mecha y la hace estallar, ¿quién gana el balazo?
Si los blogs son como páginas de anuario, ¿de qué diablos creemos que nos estamos graduando cada vez que decidimos escribir un poco?
*Desde ahora, en Supercontra, Radio Supercontra: una colaboración con un notable matemático y enfermo coleccionista de música, que tal vez pueda hacer más amables las lecturas. De lo contrario, si pierden la concentración o la música les despierta esquizofrenias espontáneas, pueden dirigirse al director de orquesta (él es el culpable).
8 comments
ah, carajo, verdad que se murió mr. geertz. ¿muy jodido el gre? yo se supone que tengo que presentarlo... en cualquier caso, me acaba de quedar claro por qué tengo blog: es que en mi colegio nunca hubo anuario.
estoy super de acuerdo con el 1
Y yo que pensaba, padawan, que usted me iba a aclarar la duda del tejo. Gusto verla por acá nuevamente.
Qué bien que ya salió de ese asunto tan aburrido. Suerte con toda la aplicación.
Pasando a otros temas.... por supuesto gana el segundo, pero debería invitar a una cerveza al primero. De los blogs si no sé, sólo imagínese las cosas que se ponían cita en un anuario del chuzo donde estudié.
Casi me dan ganas de buscar el suyo y citarle un par de líneas de la suya, Dadis. ¿Cuándo nos visita? ¿Estará para mi fiesta de cumpleaños?
No lo haga por favor.
Para su cumpleaños no alcanzo a llegar, pero ya el 13 estaré por allá.
En cuanto al problema de los Tejos: yo creo que el balazo se lo gana la mecha.
ole. echese una pasada por el Texto Sonoro y me cuenta sus albums favoritos del anio.
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