Crónicas Marcianas: revisitando las metáforas de Atenas

Cualquier bogotano que visite Atenas se verá confrontado por un mito infranqueable del subconsciente, la metáfora con la que crecimos que en mi cabeza representaba alguna cosa buena pero no tengo muy claro qué. Mucho menos ahora, después de conocer Atenas, puede imaginarse uno lo que tenía en mente quien tuvo a bien inventar semejante poema. Siguiendo en silogismos, yo diría con la evidencia que tengo, que tanto es Bogotá a la capital griega como el bocadillo a las entrañas, Dejémonos de Vainas a Proust, o el club deportivo los Millonarios a un perro caliente. Como es característico en mí, fantaseo con la idea de quedarme a vivir en estas tierras.

Si tuviera que hacer la analogía por la ciudad que es Atenas hoy, diría que más se parece a un Armenia o Chapinero mediterráneo. En mi corta experiencia, es común práctica de los griegos y atenienses entablar conversación con el prójimo sin reparo de que sea conocido, a veces en tono jocoso y otras con el ahínco con el cual se le habla a un familiar cercano, con derecho. Es común ver dos de estas gentes entablar un acalorado debate sobre alguna particularidad del repollo o coliflor, como también compartir carcajada descuadernada con el barista del café gourmet. Los motociclistas bien podrían ser entrenados en las montañas de Medellín, siempre haciendo alguna gracia que parece en extremo peligrosa pero que con pericia ejecutan los locales sin despeinarse. Todos hermosos, dignos descendientes de las famosas estatuas, quizás algunos venidos a menos por los hábitos de la vida moderna. Curioso pensar en el recontra choznieto de Aristóteles como cajero de supermercado, con algo de sobrepeso y pasando obsesivamente videos de tiktok para matar el tiempo. 

Para mí no ha sido menor la relevancia de visitar metáforas en este reino de seres mitológicos, y como la mayoría de los viajes en la vida, me ha encontrado en un momento de grandes cambios en mi vida. Laboral, de proyecto de vida, y con un periodo emocionalmente intenso derivado en un miembro más de el viaje que me acompaña incansablemente y con poco signo de cansancio: una tusa. La tusa me acompaña fielmente por ríos, llanos y montañas. Si almuerzo, camino, duermo, siempre está ahí, dispuesta a dialogar, la muy platónica (aunque quizás es un poco más aristotélica). Siempre con una opinión sobre una canción que está sonando, un trago, una cerveza, toalla o pan de ajo. A veces le hablo, "Querida tusa, dime, qué opinas.." a lo cual responde presta con una sugerencia que no habría pensado ni en estado de nirvana en otra época. 

El apartamento de Atenas estaba ambientado en la historia de Calypso, una ninfa que retuvo por capricho a Odiseo por años prometiéndole inmortalidad, pero no logró cambiar la determinación del héroe. Además, a nivel personal también me he encontrado con alguien que simbólicamente representa el lado opuesto de la situación en la que ahora yo tengo reclamos, siendo que yo he vivido en carne propia lo que ahora considero injusto. Los años sanan, las relaciones sanan. Y quizás también siempre vamos a pelear por las mismas cosas. Como cualquier viaje familiar, promete emociones intensas. 

Últimamente he pensado en la respuesta que dio Steve Jobs ante críticas que se hicieron a sus diseños. It is not a bug, it is a feature. You are holding it wrong. Lo estás agarrando mal, no es que el aparato no funcione, solo no debes taparle los ojos o la nariz mientras lo agarras. Quizás porque los humanos venimos sin manual de usuario y nuestro inventor/emprendedor estrella no puede hacer comunicados públicos, he empezado a creer que los problemas relacionales entre humanos (entre humanos que quieren llevarse bien, quererse, como la mayoría de parejas que se rompen en esta segunda adolescencia), creo que quizás nosotros también estemos sufriendo el mismo problema. Somos experimentos complejos, tenemos a nuestra disposición una tecnología simbólica avanzada, desarrollada por la inteligencia universial y de la vida por millones de años. Pero quizás nos estamos agarrando mal unos a otros por falta de información, de tal forma bloqueando nuestros servicios como seres pensantes y espirituales de este cosmos. 

El templo de Apolo